Playa Censura

Vencer la prisión de lo cotidiano, justificar la presencia en un mundo opresor e inexplicable, forzar al alivio a brotar desde ese punto muy profundo donde se funden la esencia animal y la conciencia humana.

Blandiendo las palabras en lances inesperados, el autor se abre paso a lo largo de su obra con versos ensamblados de sensaciones, pensamientos críticos y gritos de rebeldía.

Soportar el tiempo cobra sentido si se alcanza de vez en vez el efímero clímax, sea a través de la explosión avasalladora de las notas musicales y las luces centelleantes de un concierto de rock, o por la implosión sensual de dos cuerpos encendidos, brindándose mutuamente y sin remilgos sobre la arena. 

¡Ay!, de quienes jamás han pisado Playa Censura!

¡Qué vacías sus horas!

¡Qué despropósitos sus vidas!