Martes y viernes

Laura ha notado que Antonio anda muy raro, nunca antes lo vió así, no en los 10 años que llevan casados.
 
Una mañana decide visitar a doña Lorenza, la anciana curandera que tan atinada resulta cuando lee las cartas. La vidente le revela sin empacho el mensaje de la baraja: le está causando daño una mujer que anda tras su marido.
 
Mientras Laura sigue al pie de la letra los consejos de doña Lorenza, Antonio, hombre naturalmente escéptico, termina azarosamente en garras de un anciano vidente llamado don Felipe. No lo buscó para conocer su futuro, sino por asuntos de negocios. Si se comporta extrañamente con Laura es porque la vida lo tiene en un entrevero que amenaza sus finanzas personales, no anda en malos pasos, simplemente está asustado.
 
Pero todo se complica. Doña Lorenza y don Felipe se enfrascan en una batalla mística que solamente ellos pueden mirar al tiempo que Laura y Antonio se comportan cada vez más extraños.
 
En esta historia se conjugan los temores existenciales de los protagnistas, sus anhelos fallidos, las tentaciones de la edad mediana y los atrevimientos de quienes obran inusitadamente llevados por el miedo. Las artes mágicas de los videntes parecen funcionar, aunque sólo uno de ellos saldrá triunfante.
 
A las recetas y fórmulas mágicas se les suman el suspenso, las sorpresas y un desenlace inusitado, combinación infalible para producir un relato atrapante que el lector no querrá soltar.