El Maco.

Las historias contadas por quienes nos antecedieron enriquecen la percepción que tenemos de nuestro entorno. Cada relato entrelaza irremediablemente su momento histórico, lo que además de explicarlo muchas veces también lo justifica.

El Maco fue un hombre ordinario, un ser más bien ubicado en lo anecdótico que sufrió los vientos que soplaron en la región de Navojoa entre 1920 y 1980, un personaje que mientras era arrastrado de aquí allá en el vendaval de la lucha posrevolucionaria por obtener tierras y las urgencias derivadas de sus precarias condiciones económicas, se convirtió sin notarlo en un actor relevante del movimiento agrarista.

Fue un analfabeto que un día se prometió aprender a escribir su nombre, también un hijo amoroso, un joven de su tiempo, un sonorense celoso de su fe y sus tradiciones y un padre responsable. Son muchos quienes les deben a él y a otros muchos que lucharon a su lado la prosperidad económica que hoy en día disfrutan y el desarrollo social de sus familias.

En esta obra, que da cuenta de sus anhelos y sus esfuerzos, el propósito no es sólo rendirle un homenaje personal, sino también a todos aquellos a su lado que valientes y decididos forjaron el México de hoy al reclamar sin tregua sus derechos desde la trinchera de la perseverancia.